La dependencia de Colombia se sus recursos naturales es bien conocida, no obstante mientras la mezcla de las exportaciones está cambiando, su naturaleza no refleja un significativo conocimiento nuevo. Las investigaciones de José Antonio Ocampo, junto con la realizada por Monitor, han mostrado que mientras el volumen absoluto del comercio nacional se ha incrementado, la composición de las exportaciones, esencialmente, ha permanecido igual. En otras palabras, Colombia no ha aprendido a incursionar en mercados sofisticados con productos sofisticados.
Una de las razones del estancamiento en la composición de las exportaciones, es la confianza que se tiene en las fuentes tradicionales que se derivan de la ventaja competitiva. En la economía de hoy, cada vez es más difícil competir si no se cuenta con un sistema de apoyo de categoría mundial en el medio ambiente interno.
En consecuencia, las capacidades de las empresas para desarrollar y mantener estrategias agresivas se ven limitadas por las restricciones que encuentran en su medio ambiente. Como consecuencia, la mayoría de las empresas colombianas continúa adoptando tácticas basadas en las ventajas comparativas que están siendo lesionadas por las naciones competidoras, que cuentan con iguales ventajas naturales y estrategias similares. Para motivar a las empresas a desarrollar estrategias más sofisticadas, el sector privado y el sector público deben trabajar unidos para mejorar el medio ambiente competitivo y facilitar la creación de ventajas competitivas sustentables o sostenibles, que se basen en el conocimiento y en el continuo mejoramiento.
Dados lo numerosos cambios que ocurren dentro y fuera de Colombia, como por ejemplo los acuerdos de libre comercio, es imperativo desarrollar objetivos nacionales que estén claramente establecidos y que en el pasado no han sido definidos como prioridades. Mientras que la liberación comercial con seguridad dará origen a una mayor competencia interna, los constantes cambios de objetivos nacionales volverán a las empresas incapaces de elegir opciones estratégicas, no solo para defender su mercado si no para expandirlo. En estas circunstancias, existirá una gran presión para que se establezca barreras al comercio, para gradualizar la apertura e incluso para que se reserve el proceso.
Es urgente para Colombia tomar decisiones que le permitan al sector productivo competir. Pero lo más importante, es que en el país se necesita estructurar un proceso en el cual gobierno y sector privado trabajen unidos con el objetivo de desarrollar y definir las prioridades nacionales y al mismo tiempo, garantizar que el sector privado se comprometa. Un mayor entendimiento de las fortalezas competitivas de la industria y de sus debilidades, puede suministrar en tiempo de información que es necesaria para hacer clara la selección de la política oficial. Estas condiciones facilitarán en el largo plazo definir las estrategias que le permitan al sector privado invertir en ventajas sostenibles y fortalecer su capacidad para atender a los consumidores más sofisticados del mundo.
Colombia como economía emergente tiene muchos elementos para avanzar en su modelo de madurez global y por tanto, no debe arriesgarse a mantenerse al margen de una realidad como la globalización. Participar de un escenario global es arriesgare a descubrir un mundo sin reglas, sin condiciones claras y abierto a las oportunidades para aquellos que saben tomar sus riesgos.
Por tanto no hay nada escrito sobre cómo abordar y vivir en un mundo global, lo único que debemos tener claro es que se requiere la competencia para administrar la incertidumbre reinante. Una incertidumbre que debe ser concebida como la fuente de los mayores logros y el origen de los más desafiantes riesgos.
En consecuencia, crear directrices nacionales sobre tecnologías de información y comunicaciones es una tarea que debe combinar lo mejor de la ingeniería y la investigación, lo más efectivo de las reglas de colaboración y lo más eficiente de la materialización de los lineamientos de las Naciones Unidas en materia de sociedad de la información.
Es probable que los esfuerzos actuales sobre el avance de nuestro país en la comprensión de la economía global no sean suficientes, pero si importantes para madurar en ese camino que debemos recorrer. Es menester luego, de cada uno de nosotros iniciar las reflexiones y acciones necesarias para preparar cada una de las variables en las que participamos como ciudadanos para hacer frente a las oportunidades y exigencias de un sistema global emergente que esta diseñado para sorprendernos una y otra vez.
En este contexto, las tecnologías de información y comunicaciones, y los profesionales de la ingeniería somos parte inherente de esos hilos invisibles que articulan ideas, sueños y organizaciones para hacer de nuestro mundo, un lugar con oportunidades para todos, donde no existen diferencias por fronteras, lenguaje o razas, sino que compartimos un todo global donde somos uno con todos, lo nacional como un referente natural de lo global.